Es un aumento excesivo de grasa corporal. Hay que diferenciar dos conceptos, el sobrepeso y la obesidad propiamente dicha. El sobrepeso es simplemente el exceso de peso (un 10-20/% de lo que corresponde a la talla de la edad del niño). Se considera obesidad cuando el peso es más del 20% del que corresponde a la talla para la edad del niño. No existe una causa única de obesidad. La causa más frecuente es la obesidad exógena, debida a una ingesta excesiva de calorías frecuentemente unida a una actividad física disminuida. Existe además una predisposición genética, de forma que es más fácil ser obeso cuando ambos padres son obesos. Los síntomas más frecuentes de la obesidad exógena, aparte del aspecto físico, no suelen producir trastornos ni complicaciones. Se diagnostica mediante una exploración física y métodos clínicos especiales para valoración de la obesidad, siendo los más utilizados la medición de los pliegues cutáneos. Son también muy útiles los métodos que comparan los percentiles de peso y talla (índice de Quetelet). Mediante una exploración física y métodos clínicos especiales para valoración de la obesidad, siendo los más utilizados la medición de los pliegues cutáneos. Son también muy útiles los métodos que comparan los percentiles de peso y talla (índice de Quetelet). El tratamiento de la obesidad es complejo y comprende fundamentalmente tres medidas. La primera es la motivación. Es necesario que el niño comprenda y se responsabilice de la necesidad y de la importancia de la pérdida de peso. Así mismo todos los miembros de la familia deben colaborar y participar para conseguir dicho objetivo. La segunda medida importante es la restricción calórica. Sin embargo, en la edad pediátrica debemos tener muy presente que la dieta debe aportar las calorías necesarias para mantener un ritmo normal de crecimiento. En el caso de un lactante o un niño obeso, el pediatra si lo considera necesario, establecerá una dieta pero siempre aportando al bebé o al niño la cantidad y la proporción de los alimentos precisos para mantener una adecuada velocidad de crecimiento. Otro aspecto importante, cuando la edad del niño lo permita es realizar una actividad física regular tanto rutinaria (no usar ascensores, ir caminando al colegio) como programada (hacer deporte, ballet, gimnasia, etc.). Nunca está indicado administrar a los niños medicamentos para disminuir el apetito ni para reducir peso
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