La diabetes es un trastorno que provoca una elevación en los valores de glucosa en la sangre. Se produce porque el organismo no libera la suficiente insulina (sustancia encargada de regular los valores de azúcar en la sangre) o porque no la utiliza adecuadamente. En los niños es una enfermedad que requiere mucha atención por parte de los padres y del médico. Ellos mismos tendrán que estar muy pendientes de sus cifras de glucosa y de su alimentación. La diabetes es el resultado de un mal funcionamiento del páncreas que origina la destrucción de las células que producen insulina. Sin insulina, la glucosa queda depositada en la sangre en lugar de entrar en las células. El riñón será el encargado de destruir este exceso de glucosa, por eso los niños diabéticos beben mucho líquido y orinan con más frecuencia de lo normal. Los niños diabéticos necesitan inyectarse insulina para poder vivir, además de seguir una dieta adecuada. Cuando aumenta la concentración de azúcar en la sangre, la glucosa pasa a la orina y los riñones producen más agua para diluirla. En consecuencia, se elimina también gran cantidad de agua, lo que explica la sensación de sed y hambre. También pueden presentarse somnolencia, náuseas, cansancio y visión borrosa. Son niños delgados, especialmente si se tiene en cuenta lo mucho que comen. Un análisis de sangre evidenciará valores elevados de azúcar en la sangre. El pediatra suele sospechar el diagnóstico simplemente a través de los síntomas que refiere la madre especialmente si hay antecedentes familiares de esta enfermedad. El principal objetivo es regular los valores de azúcar en la sangre y permitir que el niño lleve una vida normal. Para ello el tratamiento se basará en tres pilares: dieta, insulina y ejercicio. La dieta la establecerá el pediatra así como el tipo de ejercicio a realizar. Los diabéticos tienen tendencia a valores altos de colesterol, por lo que debe considerarse este aspecto al programar una dieta, limitando la ingestión de grasas saturadas. El pediatra también enseñará a los padres y al niño a inyectarse de insulina así como las dosis adecuadas. Una vez establecido el tratamiento adecuado, se establecerá un calendario para acudir a las revisiones periódicas que debe tener un niño diabético. Hay que consultar al pediatra si: Se presenta con cierta frecuencia situaciones de hipoglucemia. Si se debe modificar con frecuencia las dosis de insulina.
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