Es la pérdida de agua y sales en el organismo de los niños. En los lactantes y recién nacidos el 79 u 80 % es agua, por lo que cuando hay una pérdida de agua y sales por vía digestiva o cutánea en forma de vómitos, diarrea, sudor excesivo, etc. se produce una deshidratación. Las pérdidas de hasta 5 % se consideran leves, hasta 10 % moderadas, y hasta 15 % severas. La deshidratación puede llevar al shock y a la muerte. La causa más frecuente es la gastroenteritis que provoca vómitos, diarreas y fiebres altas que son graves en el bebe, ya que su organismo no es capaz de regular correctamente esta pérdida de agua y, además, no saben pedir agua, por lo que será la madre la encargada de revisar los síntomas característicos de una deshidratación para poner remedio cuanto antes. Ante la sospecha de una deshidratación hay que llevar inmediatamente al niño a emergencias. Los síntomas más llamativos son: el niño está muy irritable y se queja, el pis es concentrado, la piel está muy seca y se forman pliegues con facilidad, en el caso de los bebes más pequeños la fontanela suele estar hundida. Para tratarla se debe buscar como objetivo el equilibrio del nivel de hidratación del organismo, para ello hay que administrar líquidos por vía oral o, tal vez, a través de la vía intravenosa; el pediatra debe decidir cual es el método más eficaz. Se debe acudir a emergencias si: El niño hace muchas deposiciones líquidas. Tiene mucha fiebre. Tiene la piel y los labios muy secos.
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