Es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia y consiste en un trastorno crónico de las vías respiratorias, lo que da a lugar, en individuos predispuestos, recurrentes de tos, dificultad respiratoria y sibilancia (pitidos). Las causas del asma son complejas y depende de múltiples factores que pueden ser predisponentes o desencadenantes. Los primeros (la predisposición a ser asmáticos) son hereditarios y es frecuente encontrar que los pacientes asmáticos tienen antecedentes familiares (padres, hermanos, abuelos...) con asma y/o enfermedades alérgicas. Además también se conoce donde se localiza el gen del asma, aunque en la actualidad no tiene una aplicación terapéutica. Los factores desencadenantes son de distintos tipos: infecciones respiratorias, polen, ácaros del polvo domestico, hongos (mohos) y levaduras, partículas de la piel de gatos y perros, humo, aire frío u otros agentes climáticos, ciertas comidas o aditivos alimenticios y determinados medicamentos. Otras veces aparece a causa del contacto con agentes irritantes (humo del tabaco) o como consecuencia o complicación de otra enfermedad. También es relativamente frecuente que aparezca después de haber realizado un ejercicio, tras emociones o cambios climáticos, etc. Independientemente del estímulo desencadenante, en todos los episodios de asma los bronquios se cierran (bronco espasmo), la pared bronquial se inflama y su luz se llena de secreciones (hipersecreción bronquial). El asma se caracteriza por episodios recurrentes de tos seca, persistente, habitualmente nocturna, sensación de opresión en el pecho, ahogo y dificultad para respirar. El pitido o sibilancia es la manifestación clínica típica de la dificultad a la salida del aire. Si se trata de un ataque severo, el niño no podrá hablar y puede aparecer cianosis (color azulado de la piel). El diagnóstico se basa fundamentalmente en una historia clínica cuidadosa Las pruebas complementarias (análisis de sangre y radiografía de tórax) servirán al pediatra para apoyar la sospecha diagnóstica y/o descartar otras patologías respiratorias que cursan con clínica semejante. Las pruebas funcionales respiratorias son necesarias para objetivar y cuantificar la severidad del asma y para el manejo terapéutico. Para la prevención es importante realizar un buen control ambiental evitando factores desencadenantes: humo del tabaco, pelo de animales, polvo domestico, evitar la exposición a infecciones víricas (retrasar su ingreso en la guardería). Por supuesto deberemos evitar fumar durante el embarazo y una vez que ha nacido el niño ya que ha sido demostrado que el humo del tabaco es un gran factor desencadenante. Un factor protector es la lactancia materna prolongada, particularmente en los niños con antecedentes familiares de enfermedades alérgicas. El objetivo del tratamiento del niño asmático es conseguir que pueda realizar una vida normal con todo lo que ello significa. Ello incluye:1) medidas ambientales evitando factores desencadenantes; 2) Tratamiento farmacológico; 3) educación al niño asmático y su familia. Entre las medidas ambientales es importante que la habitación del niño tenga un mobiliario sencillo y fácil de limpiar, retirar alfombras, moquetas, cortinas, peluches y cualquier objeto que almacene polvo. Usar aspiradora y no limpiar delante del niño. No es bueno que el niño asmático conviva con animales domésticos con pelo o plumas. Está prohibido fumar en casa o en el coche El tratamiento farmacológico depende de la severidad y frecuencia de las crisis y se basa fundamentalmente en broncodilatadores y anti inflamatorios. El pediatra nos indicará el tipo de fármaco y las dosis adecuadas para cada situación concreta. Una parte importante del tratamiento consiste en la educación al niño asmático y su familia, que debe iniciarse desde el principio. Deben de entender el concepto de asma, reconocer los primeros síntoma, cómo se trata, cómo y cuándo utilizar los medicamentos, conocer el manejo de los distintos aparatos para la administración de los medicamentos inhalados, conocer cuáles son las actividades que no debe realizar el niño y cómo efectuar un adecuado control ambiental. Se debe de acudir a emergencia o consultar al pediatra si: Persiste la dificultad respiratoria tras la dosis de broncodilatador inhalado. El niño tiene mal color (azulado). El niño tiene una tos persistente. Es un bebé menor de 3 meses.
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